miércoles, 22 de septiembre de 2010

Una caída no es un juego


Debería de estarles escribiendo de que en Ixtapa no hay grito de independencia, de lo escueto que es el grito en Zihuatanejo, de que sobre el palacio municipal había militares francotiradores y de que preferí ver desde el balcón de mi hotel que daba al palacio municipal, la celebración del grito y en la tv la del D.F. Además de decirles que los gritos acontecieron tranquilamente cuando la mayoría del país estaba atemorizado por tanta inseguridad y violencia, así como las amenazas no confirmadas de atentados en Dolores Hidalgo, León, Morelia y demás. Debería también contarles que se suspendieron las celebraciones en muchísimos municipios y como nunca por dicho miedo, pero no, ahora les platicaré de cómo terminó mi puente patriota después de mi estupidez.
El domingo suponíamos regresar de Morelia al D.F. estábamos esperando a ir al comprar uchepos, corundas y queso, tan rico de ese lugar, cuando quise sentarme a ver la tv desde las escaleras de una casa dúplex que están enfrente de la sala y por ende de la tv pues la sala está de lado a la tele, cuando resbalé, me atoré con unas correas de bolsas que estaban en 2 escalones, al gatear para alcanzar el escalón deseado para mi perspectiva. Es increíble lo que pasa por la mente en un par de segundos. Primero que nada, en el triángulo por debajo de estas escaleras se encuentra un almacén de 3 puertas, la primera y más baja da albergue a una pequeña poodle, la puerta permanece abierta para que ésta pueda entrar y salir, al perder el equilibrio mi cara estaba hacia el escalón, la fuerza y peso de mi cabeza me dirigía hacia esta puerta, a mi lado derecho, por lo que el aluminio golpearía mi muñeca, mi brazo y, sobre todo mi rostro caería de frente a esta puerta abatible de 1 metro de altura en su parte más alta. Solo sé que en ese momento te pasan las cosas por la cabeza a una gran velocidad, te pasa una valoración de lo que puedes hacer en menos de 3 segundos. Primero al tropezar y atorarme, mi instinto fue agarrarme del techo que ya estaba cerca, más no lo alcancé, mis piernas no podían darme soporte al haberse atorado mi calzado de alguna forma en el escalón, al sentir que mi cabeza jalaba mi cuerpo hacia el vacío y ver la puerta, un “paquete de datos”, le llamaría yo, me dijo que golpearía la puerta con mi brazo y rostro, pero solo lo pensé como “golpes” estando implícito lo que me podría lastimar, luego pensé otro paquete de datos “inevitable” era un “ya te caíste intenta hacer algo para el daño menor”. Cuando manejas moto, siempre te dicen que con tus brazos protejas tu tórax pegándolos al cuerpo y que ruedes como tronco, si esto es posible. El instinto hizo que inmediatamente pegara mi brazo izquierdo al cuerpo y la mano derecha, como magia, como un milagro, como lo que quieran ver, hizo un movimiento como queriendo detenerse de la puerta para que las piernas alcanzaran a caer en el suelo, pero al sentir que estas se habían “atorado”, el brazo o la mano alcanzó a cerrar la puerta quitándola del camino de mi cara, giré mi hombro derecho y entonces ya desatoradas las piernas a favor de las manecillas del reloj, con el peso di el giro. Al subir por las escaleras hay una pared de su lado izquierdo, del lado derecho el pasillo de entrada, para que imaginen que el giro fue hacia la derecha, la fotografía está tomada desde las pin…. escalesras y yo estoy en la camilla justo en donde caí, la puerta de la perrita está aún cerrada. Entonces giré, pero me pasé de giro, alcanzo a recordar que golpeé mi brazo derecho con la puerta, está raspado en la mano y brazo, el brazo derecho del hombro hacia el codo me comenzó a doler ayer, por lo que sé que también recibieron la caída, dicen que hasta reboté y sí recuerdo 2 golpes en el suelo, después golpeé en la zona lumbar izquierda, justo arriba del glúteo y debajo de los omóplatos, donde están los riñones. No pude caer de lleno de espalda, pero tal vez eso fue lo que me salvó la columna vertebral.
En cuanto caí, el dolor fue muy fuerte, grité inmensamente, me revolqué de izuierda a derecha y pataleé solo un par de veces, pues el dolor ya no me dejó girar, era insoportable. Primero pensé que se me había salido el aire, pues ya me había pasado en una ocasión, intenté inhalar y me di cuenta que sí tenía aire en mis pulmones, que el dolor era el que no me dejaba respirar bien. Inmediatamente quienes estaban conmigo fueron a verme, me decían que me parara, pero sabía bien que eso es peligrosisimo, primero hay que ver si no hay sangrado y qué es lo que duele, siempre debe ser así, ver si no hay algo roto, pues si se para a la persona puede ser peor el daño o la fractura, además de que si tiene daño la columna se puede lisiar a la persona, por ende tenía que esperar a que pasara el dolor aunque fuese un poco. No había sangrado por lo que temía un daño interno.
Comencé a ver al tiempo en que me decían lo mismo, si sentía mis piernas, mis dedos de los pies, si tenía sensibilidad en la espalda, si se me adormecía alguna región, pero no, gracias a los ángeles, dioses o lo que fuera, mis extremidades estaban bien, mi cabeza no había golpeado nada, solo que quería pararme pero mi instinto me decía que no. Quise girar a la izquierda, el dolor me imposibilitaba hacerlo, y por fin dije que sí, que trajeran una ambulancia. Temía por una costilla rota, pero podía respirar, recuerdo que cuando respiras y es una costilla es muy lacerante el dolor, en fin, en general me dolía muchísimo, pero aún podía aguantar un poco el llanto, aunque una que otra lágrima se escapaba en medio de la frustración por una caída tan pendeja y el dolor. Por fin se comunicaron con un doctor familiar en Morelia quien nos dijo que pidiéramos una ambulancia al Hospital de Dios y que me llevaran ahí. Sin seguro de ningún tipo, era la mejor opción.
Llegaron los paramédicos y me pusieron en la camilla justo como me encontraron, haciéndome las preguntas de rutina y revisando todo lo que ya mencioné. Fue difícil meter la camilla, pues tuve que poner las manos alrededor del cuello de uno de ellos quien separó por arriba de mi cabeza, otro me levantó por debajo de mis glúteos, pues arriba lo intentó hacer y me dolió demasiado y, otra persona levantó mis piernas, al tiempo que la cuarta persona metía la camilla desde mis pies hacia arriba por debajo de mi. ¡Qué dolor!
Ya en la ambulancia uno de los paramédicos, me canalizó en pleno movimiento, sin lastimarme la vena y haciéndolo en una forma muy profesional, mis agradecimientos a ambos paramédicos quienes me trataron como ser humano y fueron muy gentiles al pasarme a la cama del hospital junto con el enfermero y las enfermeras, a quienes también agradezco la paciencia y gentileza para evitar tanto dolor, al desvestirme y moverme.
El hospital no contaba con rayos X, por lo que solicitaron un servicio móvil, el cual llego en 40 minutos, el problema es que las radiografías no salían bien por lo que me sacaron 7 tomas en vez de 3, eso fue un gran dolor, pues tenían que meter la placa debajo de mi, y en una girarme.
La doctora que me recibió me alentó diciéndome que lo más seguro, a reserva de ver las radiografías, era que solo fuera una lumbalgia, pero que lo más seguro sería que me quedaría esa noche ahí, (cuando debería de estar ya de regreso al D.F.), que ese día me dolería mucho, pero que al siguiente me dolería más, simplemente porque así es, que me preparara para aguantar y que me lo decía porque así uno de verdad se prepara y porque eso era mejor que cualquier otra cosa peor que pudo haber pasado, o sea que de los males el menor.
El doctor llegó, me pusieron Valium por vez primera en mi vida. No vi ni elefantes rosas ni duendes, a penas como que arrastré la voz, platicaba con mis familiares cuando me dormí por media hora. Al despertar el dolor al moverme era casi el mismo, así que el valium valió m…. no me hizo mucho, solo pude descansar un rato, tal vez por la dosis. Pero bueno, a partir de que me enderezaron en la camilla, fue menor el dolor, y hasta esa hora en que el doctor me revisó los latidos y me giro para revisarme la columna, el dolor solo era al girar, que es cuando me punzaba y yo gritaba, por ende era poco lo que me disminuyó el dolor, pero me sirvió para las últimas radiografías, las cuales ya salieron que porque el químico del revelado era el del problema.
El doctor explicaba que en una caída así, además de las fracturas existe la posibilidad que el vaso se rompa, se dañe el riñón o algún órgano, por la fuerza de impacto, que era lo más preocupante, que se tenía que revisar si no había sangre en la orina o al defecar, pues la gente decía que solo era una caída, que me levantara y punto, pero él les explicó lo serio de la situación. Dijo así mismo que los tejidos de la zona y lo golpeado ahora estaban muy sensibles y débiles y que podrían desgarrarse o romperse si hacía un esfuerzo, por lo que debía reposar al menos una semana, pero caminar un poco a diario y con ayuda, que las radiografías no mostraban nada por el momento de seriedad y que podía regresar en auto al D.F. con mucho cuidado, pero que si al tercer día no había nada de mejora, tendría que hacerme análisis para ver más allá.
Regresé en un viaje donde las curvas, las uniones de los puentes y los baches me dolían, pero en general, pude dormir un poco. Entre 3 personas me ayudaron a bajar del auto y llegar a mi casa, me vendaron y esto fue lo que me dio mayor soporte para poder sostenerme, lo cuál me sigo preguntando por qué no lo hicieron en el hospital.
Y aquí es cuando te das cuenta quienes te quieren de verdad aparte de tu madre. Gracias mil a mi gente que vale algo inimaginable.
Hoy les puedo decir que el dolor de ese día lo ponemos en un 100%, al subir a la camilla disminuyó a un 85% y con los medicamentos ha bajado a un 60% mientras no me paro, no me inclino o muevo mal, prácticamente siento un dolor de un 5%, si se pasa el medicamento incrementa y cuando me dan las punzadas estas son de un 80% que aún me hacen quejarme.
He tenido que aprender a utilizar solo las piernas y los brazos para acostarme o sentarme, pues los glúteos y la zona que me fregué son el conjunto que nos permite agacharnos girar el torso, caminar, entre otras cosas, por ende me es difícil decirle al cerebro que solo use las piernas o los brazos para sentarme, por ejemplo, porque si lo hago normal, siento la punzada y podría desgarrarme o fregarme algo más.
Es muy frustrante el depender de alguien para bañarte, apenas y puedo ir al baño y alcanzarme para asearme, pues debo girar el tronco y eso es muy molesto y provoca punzadas de dolor. Ayer que me bañé, me quitaron las vendas, me enfrié y fue muy doloroso, casi no podía caminar cuando ya lo hacía mejor, sufrí mucho, sentía que me caería, que no podría sostenerme en pié, pero el pensar en otra caída o en lastimarme algo más me sostenía, aunque yo no pude bañarme tuvieron que hacerlo.
Siento que soy inútil y una carga al pedir que me den o pasen algo, pero en medio de este coraje de haberme caído de una forma muy pendeja, después de manejar moto y coches a alta velocidad, llegar a este estado por no saber gatear en las escaleras me da muchísimo coraje y del dolor y encabronamiento lloro, pero hay algo más grande que todo esto y es que mi columna está golpeada, pero bien, que es el tercer día y que aunque mi mejora sea casi imperceptible agradezco el no haber dañado mi columna y que aunque la recuperación, según me dicen es muy lenta y muy dolorosa, lo prefiero a no volver a caminar o haberme dañado un órgano y eso me hace feliz, en medio de este dolor.
Así que tengan cuidado, pues solo fue un metro de altura irónico, que pudo ser fatal o licitante por lo que tuve suerte y agradezco a mi instinto de conservación que actuó para el menor daño posible, así que si alguien cae, recuerde no levantarse hasta revisarlo todo o hasta que llegue alguien con conocimientos al menos de paramédico, no es: “¡si se cayó que se levante! ¡pero que chillón, o chillona!” es mejor que te digan de cosas y que estés al final bien, a que te pares y termines por romperte algo o lo que es peor, ¡la columna! recuerden que sus familiares o amigos no son doctores y no saben si tienes algo roto o no, así que espera por quien sí tiene el conocimiento. Siempre extremen precauciones, pues puede resultar serio, ya ven, gracias a lo que sea, yo no me rompí nada y aún así ¡no puedo hacer la mitad de las cosas!