martes, 29 de noviembre de 2011

Rodada a las Lagunas de Zempoala








Se realizó la cuarta rodada de Yamaha Cuajimalma a las Lagunas de Zempoala el pasado sábado 26 de Noviembre del 2011, a la cual asistimos ante la atenta invitación de la agencia.
La primera rodada fue a Malinalco, después Ajusco y Valle de bravo, las cuales surgieron ante el auge del modelo FZ 16 como antecesor, incorporando al R15 y Fazer, en el afán de reunir a la gente que posee uno de estos juguetitos con dos ruedas y que ha estado marginada ante las grandes máquinas, hermanas mayores que siempre han tenido un club y viajes en su kilometraje. El afán principal, va más allá de la promoción de la agencia, pues la convivencia entre los dueños y sus acompañantes marcan cada salida como una necesidad de esparcimiento y del disfrutar la moto en carretera.
8:40 am, ya se veía entrar al frente frío que aunque quiso impedir la salida, no tuvo éxito. Poco a poco fueron llegando los “Fazeros” (nombre denominativo para quien posee una FZ 16 o Fazer), mencionando que no se hizo presente ninguna R15. Se esperó un poco más a la fotógrafa de la Revista 400, Sandra, quien amablemente asistió a la rodada, donde intrépidamente trepó a la caja de la camioneta de Yamaha Cuajimalpa para tomar fotos, a pesar de la lluvia y el frío, se le veía salir por la ventana para captar el momento justo, rebasando al grupo y en pleno movimiento. Desde aquí el agradecimiento a tan amable persona.
Justo antes de salir comenzó una llovizna ligera hacia la Marquesa, por momentos parecía cesar y por momentos se incrementaba, se pasó por el Valle del Conejo y después se desvió hacia las Lagunas, pasando por un par de poblados. La rodada suele ser gentil, si alguien ha asistido a rodadas de Bicitekas, o People for Bikes, éstas llevan un líder y una “barredora”, el líder va trazando el camino a seguir y los demás en fila india le siguen, cada uno se responsabiliza del que va atrás, el líder debe ver que su seguidor viene justo detrás de él por lo que no debe haber rebases, es un paseo, por tanto no se va “corriendo”, sino disfrutando del paisaje y de la moto. Si alguno se atrasa, el que va enfrente se detiene, con esto quienes vayan adelante se orillarán hasta que se normalice la rodada. El guía también tiene la atención de indicar con los pies o la mano si hay que detenerse, si existe un tope o si hay baches, señalándolos con el o los pies. La “barredora” cuida de todo el contingente yendo hasta atrás y en ocasiones recorriéndolo todo para verificar que las cosas marchen bien. En la rodada de motos es prácticamente lo mismo.
En casi un par de horas se llegó al parque, donde el guía acercó su FZ hasta la orilla de la laguna, la cual tiene plantas y se confunde con el pasto del lugar, por lo que en algún momento pensamos que se hundiría, ahí se formaron todas las motos para la foto de la revista 400, ni bien había terminado de tomar las fotos del grupo cuando la lluvia dejó sentir su humedad, por lo que todos montaron sus caballos de fierro y corrieron hacia las quesadillas, muy conveniente, claro está.
Un champurrado, un café de olla y dos fogatas que encendieron en medio de las mesas calentó las frías manos de los motociclistas, una sopa de hongos y unas quesadillas recargaron pilas, mientras la charla y la lluvia fluían en un paisaje de bosque encantador donde la naturaleza daba marco al grupo de motos aparcadas en frente de los locales de comida.
Y así como llegó, la lluvia se fue, justo dio tiempo de comer y charlar, tal vez hubiera sido bueno quedarse un rato más, como algunos comentaron, pero sin más se dio el aviso para regresar.
Algunos aprovecharon para comprar suéteres, gorros o bufandas de lana para aminorar el frío, el cual los tomó por sorpresa y hasta los gorros de rastas hicieron su graciosa y original aparición.
Unas fotos más delante de la laguna y se inició el regreso, el cual fue más tranquilo y con la bondad de que casi no llovió.
Una experiencia más que contar, un viaje, una vivencia, una convivencia entre seres humanos que gustan de rodar en dos ruedas.