Todos tenemos un “amor de mi
vida”, “aquel amor”, “amor primero”, “amor de juventud”, en fin, un amor con
cualquier adjetivo al lado que nos acompaña a lo largo de nuestras vidas, callado,
inerte y sobre todo que solo vive en nosotros mismos, porque tal vez, quizá
nunca sabremos si “aquella persona” sentirá lo mismo, o sintió lo mismo o
parecido a lo nuestro. Para cada quien funciona diferente, sobre todo,
dependiendo de aquella historia que los unió o los separó, pero el eje es que
aún después de años, le sueñas, le recuerdas, le piensas, le añoras, le amas.
Resulta muchas veces que
percibimos como tonto el seguir amando a una persona que ya no está (no
hablamos de los fallecidos), pero resulta que es más común de lo que creemos.
La cuestión es que evidentemente sigues amando a esa persona que existió en un
periodo de tu vida, amas esa “sección de su vida” y puede, seguramente ser, que
si hoy le encontraras nuevamente ya no sería lo mismo porque el tiempo ha
seguido corriendo y la vida ha seguido un rumbo que tal vez no quisiste, puede
ser que si le encuentras el día de hoy te desenamores y desistas de tanto tonto
recuerdo e intento, pero también existen otros casos… recuerdo que estaba en la
preparatoria cuando en la clase de sicología la maestra nos llevó dos, en el
primero un par de enamorados vivieron una gran historia por alguna razón se
separaron o los separaron y cuando se
volvieron a ver la relación fue muy intensa nuevamente, el otro caso era
similar, solo que después de amarse mucho se habían separado por discusiones y
después de un tiempo, al regresar pudieron arreglar sus diferencias y tener una
gran relación con mucho amor, ambos ejemplos convergen en que al regresar
revivió su amor, recobró fuerza y mejoró, tal vez por la experiencia y el
tiempo, entonces ¿por qué el miedo a buscar a ese alguien? Pues por miedo al
fracaso, preferimos seguir soñando a despertar a una fría realidad. Sabemos
bien que los detalles de la historia son los que casi siempre evitan que se
busque a alguien, pero también sabemos que hay muchas personas que quieren ser
buscadas y cómo lo sabemos, pues porque somos nosotros mismos. La sicología de
estos eventos sigue siendo materia de estudio, es muy complejo el indagar el
porqué de un “no” que es sí y el saber por qué ese corazón está que revienta de
amor por alguien que no ha visto en meses o quizás años. Y ese amor está latente
y tal vez algunas personas se enteran por conocidos y amigos de lo que ha
sucedido con “esa persona”, y preguntas
e indagas pero solo eso. En otros casos tal pareces que se la hubiera tragado
la tierra y cuando piensas en esto pareciera que tú eres quien está tragando
esa tierra por lo difícil que te resulta no saber nada, sin embargo, sigues
adelante, trabajas, te enamoras, te levantas y caes en el flujo constante de
esta diversa e implacable vida y de nuevo tu inconsciente te traiciona
rompiendo ese “record de tiempo” en que no le habías pensado ni recordado con
un sueño en el que vuelves a sentir ese amor y esa presencia y hasta crees en
lo esotérico cuando te dicen “si sientes a esa persona o la sueñas es que
también está pensando en ti” y te ilusionas pero lo dejas pasar. Y te levantas
y haces tus labores y recuerdas ese sueño y suspiras y tal vez hasta te
encuentras con un par de lágrimas que secas a regañadientes con el puño de tu
estupor.
No hay nada qué hacer, ni el
Facebook ni el google te ayudarán a encontrarle y si sabes algo o un dónde, no
te atreverás ni a llamar ni a ir, dejando que la vida siga y preguntándote una
y otra vez si “hubiera” o si “podría”, el miedo a un “no” te embargará el alma
secuestrando todo intento de disipar esas dudas, mientras la congoja vuelve a
tu alma una vez más.
Y te consolarás o atormentarás
con recuerdos, imágenes de historias creadas por ti mismo del reencuentro, y
escucharás música, aquella música que marcó su vida en aquel instante y será el
tema nuevamente con aquél amigo o amiga en común, aunque por pena prefieres no
repetirlo tan a menudo y lo callas cuando para ti es peor que un piquete de
mosco que sin rascarte te retuerce el
alma por la comezón que no sana la razón.
No gastes en terapias si sabes y
estás consiente de tu “enfermedad” pues solo te sacarán tu dinero, si ya sabes
que sufres por extrañar e intuyes que amarás por el resto de tu vida a esa persona,
no desperdicies tu dinero, si no lo sabes te vendría bien un par de sesiones
para admitir que ese recuerdo es flujo de oxitocina en tu cerebro, el cual en
sueños con un beso te viene muy bien, pero en recuerdos te remoja e irrita los
ojos. La verdad es que, simplemente hay que controlar ese sentir, ese recuerdo
de ese alguien que le mantienes vivo por ti mismo para que no sea una obsesión,
esto es, que no te quite el sueño o que no te permita continuar con tu vida
amorosa o laboral. Podrás soñarle, recordarle y seguirle amando, viviendo el
sentimiento de pasión y de tristeza pero para ti mismo y en ocasiones con aquel
o aquella amiga que te comprenda sin aburrirle y será para ti ese “para siempre”
que nunca se irá hasta que tú te vayas de este mundo. Simplemente vívelo u
olvídalo y con esto te respondo cuánto tiempo puedes amar a alguien que es solo
un recuerdo.