Estoy caminando con mi gente, haciendo cosas que me gustan,
viviendo agradables momentos, pero…
Estoy buscando las palabras justas para describir esto, no puedo,
no las encuentro, y necesito hacerlo para desahogar algo de todo ese mundo que
está tan atrapado en mí.
Sigo hablando, aconsejando, medio comiendo, viendo… estoy con mi
gente, pero yo, yo… creo que no estoy…
Estoy pero no estoy, siento
pero no siento, vaya que resulta extraño,
muy extraño, nunca me había sucedido así. No finjo nada intento vivirlo
y lo vivo pero no soy todo yo. Solo algunas personas saben lo que tengo, pero
tampoco lo comprenden, están igual o peor que yo y solo me dan palabras de
ánimo, de que todo estará bien, de que todo saldrá bien, pero no, no lo veo
así, no lo siento así, no es así… Son esperanzas vanas de que tuvieran la
solución a esto, pero tampoco la tienen y quieren ayudarme y no me quieren ver
así, pero solo una persona puede resolver esto, solo una y se ve tan imposible,
que resulta cruel. Quieren ir a verla, quieren hablarle y yo no los dejo, no
puedo, me da miedo a un rechazo más fuerte que sé que no merezco.
Solo bastaron unos días para conocer su esencia, solo bastaron
unos días…
Ya no estoy aquí, me siento extrañamente en otro lugar, pero no lo
veo, no lo entiendo, me veo aquí y ahora, pero siento que me atrae otro lugar,
me provoca aquel vacío que, al principio era de incertidumbre pero era
placentero, estaba un vacío lleno de nervios, me dolía el corazón, pero era
porque crecía algo muy grande en él, ahora es un vacío de mí, de una gran parte
de mí, porque solo sé que yo, yo… ya no soy de mí…
Solo bastaron unos días para que se adueñara de mí… solo bastaron
unos días…
Y creí que, tras haberme subido al infinito con un mar de
emociones hermosas tiernas y pasionales para que después por una estupidez, por
no hablar, por no comprender la vida complicada, qué sé yo; haberme soltado
para estrellarme en contra del frío espejo del mar, creí que por eso, que por
ser tan solo unos días, la olvidaría, pensé que solo había sido un “rush”, un “crush”,
pensé que me sentiría mejor no pensándola, dejándola pasar, pero… lo único que
pasa es el tiempo, solo el tiempo pasa y la incertidumbre, el silencio y la
injusticia de no poder saber nada, de no poder acercarme, de no poder hablarle,
hacen merma de mí, me daña ésta pesadez de haberle dado la espalda a la vida
que nos regaló el cruzarnos, una oportunidad en millones y se le dio la espalda
a esa bondad.
Si yo no hubiera creído que había al menos una oportunidad de que pudiéramos
ser, se lo hubiera dicho, pero nunca quise que se detuviera, nunca le puse un
freno real, mientras buscaba por todos los medios la forma de estar a su lado,
mientras buscaba las palabras precisas para que de frente pudiera negociar,
hacerla entender, hacerla comprender lo difícil que era, pero lo invaluable que
resultábamos ser juntos.
Se fue diciendo que era muy poco para mí, cuando eso lo decido yo,
porque es ella quien decide si yo no era suficiente para ella, pero no al
revés, ella no sabe, nunca supo y tuvo la idea errónea de que no era suficiente
para mí y me cobró facturas ajenas de su pasado, de sus temores. Y yo quiser
ser suficiente, de verdad que quería ser suficiente para ella y luchaba por
serlo… Le di todo porque así fluía, pero tal parece que cuando le das todo a
alguien siempre pierde el interés, yo no soy así, cuando me dan todo, lo
atesoro, lo valoro, por eso no comprendo porqué cuando le das todo a alguien se
marcha, se va… Pero no entendí su decisión, después de un “tus flores me hacen
vibrar, soñar” un adiós de un momento para otro… ni todos los años, ni todas
las canas, ni toda mi experiencia sirvieron para entender, sigo sin entender y
menos aún porque no hay diálogo, no hay ni una oportunidad a dialogar como
humanos adultos y es lo más frustrante de lo que me pasa…
Sigo haciendo cosas y me distraigo, pero en el punto en que tomo
el celular para enviar un mensaje o ver si hay algún mensaje, recuerdo que esto
ya no es posible, me merma y lo vuelvo a dejar con desprecio en la mesa con un “¡Agh!”
con un “¿para qué?” ¿Para qué publicar algo de mí para que sepa de mí?, si no
le importa y si le importa, no lo ve, lo censuró por completo, huyó, corrió
hacia el lado contrario de mis brazos. ¿Para qué escribir lo que siento si no
existo ya para ella? Solo siento que soy una persona completamente estúpida y
que no vale la pena, tan no vale la pena que se reserva de mí.
Y no entiendo por qué me sucedió una vez más a mí ¿qué hice yo
para que se llenara mi vida de golpe y se volviera a vaciar abruptamente? ¿Qué
hice yo para recibir tal crueldad? Si existe otra vida anterior ¿qué tanto debo
que se siguen burlando y ensañando con migo allá arriba? Qué absurda y
complicada resulta la vida, cuando al final es tan fácil tocar la felicidad,
tan solo es decir sí, antes de decir que no, pero el humano y la vida es
complicada y se hacen los complicados, es cuando siempre digo que soy extra
terrestre, pues no entiendo nada de esto.
Sí, lo sé, tengo muchas bendiciones y de rodillas las agradezco y
no dejaré de atesorarlas y agradecerlas, pero justamente lo que me faltaba, lo
que era exacto y de mi talla, como una OVA se presentó y se terminó muy pronto,
justo esa chispa que me hacía tener nuevamente una razón de ser y vivir, se
extinguió como braza de cigarro ante el pisotón de tallones circulares sobre el
pavimento. Mi vida ahora es un Ying Yang, vacío y lleno.
Solo bastaron unos días para que yo, sonriera tan felizmente y
solo bastó la clausura para sentir esta amargura.
Nigai, Nigai, Nigai, mi “Happy sugar life” se vovió Nigai.
Descubro una gota que se estrella contra mi pecho y luego otra,
Nigai, Nigai, Nigai.
Golpeo la mesa con mi puño y sigo adelante…
Seguimos paseando sin que se percaten de mi “ausencia” o pseudo presencia
y me doy cuenta que no soy nada ni nadie, que soy una mala persona, que me merezco
esto, porque que soy completamente inútil, inservible, incapaz para resolver la
situación y me doy pena y me doy lástima, ¿de qué sirve tanto si al final no
puedo resolver mi situación? ¿Si al final soy
un absurdo más de ésta vida?
Nigai… Nigai… Nigai… mi boca está Nigai.
Y se fue yendo mi gente, al final, me quede en el carro,
subiéndole a la música y viendo esas gotas caer. Levantando mi cara hacia al
sur, hacia el frío, hermético, necio y terco sur, que me robó una gran parte de
mí o todo un ser que fui yo en unos días, en tan solo unos días. Ahora tengo
que aprender a vivir así, sin ser un ser completo porque esa parte ya no es
mía, porque esa parte es de ella, lo quiera o no, porque ya intenté olvidarla,
porque ya intenté odiarla y todo ha sido en vano.
No puedo, no puedo eliminar esta emoción que vive en mí, ese
potencial que se quedó atrapado en mí, esa emoción que en esos días era porque
la sentía y ella me sentía a mí, porque descubríamos al siguiente día o en la siguiente
conversación que el insomnio era correspondido, que el stalkeo en Facebook era
mutuo, por querer saber más de nosotros, que el sentirnos desde lejos era real,
completamente real… Esa emoción no se ha ido, no he podido exterminarla, a
pesar de que a ella ya no le importe o me haya olvidado, en mí germinaron todas
esas semillas que sembró desde el primer día y no hay quien las coseche porque
solo eran de ella.
Nigai
Tengo que aprender a vivir así, mientras me reste vida, aprender a
vivir con esta incompletitud, con esta frustración y esta injusticia, una vez
más, las esposas en mis muñecas, atadas, impotentes, una carga más que ya no me
hace más fuerte, al contrario me hace más vulnerable ante la absurda idea de
dejar pasar una oportunidad así.
¿Puedo con esto? Sí, tal vez, quizá, pero la diferencia es que ¡no
quiero! ¡no lo acepto! Pero así es…
¡NIGAI!