RELATO:
La pared.
Contexto:
En aquella ocasión, los sentidos habían recobrado
vida, gracias a alguien… En una vida que juega con tiempos que no corresponden,
en situaciones que no deberían de presentarse, cruzando hilos, donde hay otros
atados, fuertes y enmohecidos, creando sueltos que no pueden evitar entrelazarse,
la vida en efecto, se equivoca…
A lo largo de la vida vamos
idealizando cosas, conceptos, ideas, proyectos, grupos y personas, desde la
infancia utilizamos la imaginación para crear lo que queremos y, dicen por ahí
que si lo crees lo creas…
Imaginamos el barco pirata, la
espada, el parche en el ojo y lo vivimos solos o junto con nuestros amigos, con
juguetes o a pesar de que no tengamos más que un palo de madera y una bufanda
para hacerla de bandera. Vamos creciendo y vamos proyectando una bici, una
moto, un auto, una casa o departamento, un trabajo, un proyecto de vida y… a
esa persona…
Nuestras fantasías se van
atrapando en nuestra mente pero siguen adelante, sueñas despierto de cómo
debería de ser, como deberías de actuar, a veces descuidamos qué le vamos a dar
a cambio, mientras tanto seguimos idealizando, imaginamos a esa persona cuando
vemos o leemos una historia, protagonizamos los papeles que más nos gustan, la
ponemos ahí, creamos diálogos de la nada y sueñas, sueñas despierto, cómo te
responde justo lo que quieres oír, en como haces justo lo que quiere que hagas
y se vuelve mágico.
Seguimos viviendo, pasan personas
en nuestro mundo, muchas se van y otras se quedan, prometes y tienes que
cumplir, no solo por obligación si no que te nace hacerlo, pero… pero esa
magia… esa persona… ¿es cómo la idealizaste ya en la realidad? ¿o solo fue al
principio algo así y ahora no lo es? No obstante, sigues tu vida, sigues solo o
acompañado idealizando esa magia, levantas la cara, miras al cielo con la mirada
perdida y nostálgica y recuerdas, otra vez recuerdas tus
idealizaciones, te hacen falta. La vida es complicada, la
vida es una, no hay marcha atrás, solo el hoy, solo este presente y tal vez
recuerdas… lo que alguna
vez sucedió… aquella
magia que fue verdad…
Me encuentro parado, un pie delante, el otro detrás, enfrente de la
pared, con la mano izquierda extendida de frente a la altura de mis hombros, la
palma recargada en la fría loza de esa pared, mi brazo derecho rendido, suelto,
como queriendo exhalar el torrente que llevo dentro… mi cabeza, completamente
agachada, mis ojos clavados en el piso, enjugan lágrimas que caen directo de la
pupila impactándose en el piso, casi sin parpadear, muy suavemente, sin
sollozos, solo caen a un ritmo desacelerado, calmo, lo único calmo en mí, esbozan
ternura, pasión, frustración. Con las ideas y barullo revoloteando en mi
cabeza, el nudo en la garganta que me recorre el cuello, el pecho, donde se
extiende y el estómago como si estuviera vacío, pero que representa una
revolución que no deja atrás a mi cabeza, lleno de emociones vibrando,
literalmente vibrando como un triángulo recién percusionado, vibrando, vibrando, vibrando…
Me encuentro suspirando profundamente, con un mundo de emociones por
doquier y recuerdo esas idealizaciones que ahora causan mi inquietud, recuerdo
cómo soñé con alguien que fuera mi cómplice, mi fan, que jugara conmigo, que
protagonizara papeles estremecedores, encantadores y pasionales, que
respondiera lo que yo quiero que responda, que recibiera de mí justo lo que
quiere, pide y anhela, sin ensayos, sin decirlo, simplemente que sucediera así,
naturalmente, que me robe y le robe el alma.
Estoy recordando sus palabras que giran en mi cabeza, que provocan todo
lo descrito en mí, el aire que mueve mi cabello, en la ansiedad que provoca su
ausencia, en la incertidumbre de un futuro distante, como la distancia entre
ella y yo, con la desesperación de los segundos tintineado en los cuadros del
reloj, tan separados los lapsos unos de otros que confirmo que el tiempo es
relativo.
Existo en un momento que no debería ni estar ni existir, recibiendo lo
que pude imaginar en mis alucines, la pasión, lo atrevido, lo divino que es el
que me suban a una espuma blanca, tibia y embravecida que infla mi ego y
autoestima con esa emoción que causa la vibración.
Prudencia, distancia, acercamiento, contención, me mueves, me haces
vivir, me haces sentir, me provocas desearte, poseerte, me siembras mil cosas
en poco tiempo, cosas que germinan de inmediato, como la naturaleza de la
hierva floreciendo entre asfalto, caprichosa, abriéndose paso, sin preguntar
nada, solo existiendo, creciendo, sin importarte nada de mi vida y mi pasado, solo
el impacto que causó mi presencia cuando nos conocimos; violenta como un tornado,
como el sismo que estremece toda mi tierra, pero tibia y deliciosa como
llovizna ligera en una playa de un día entre soleado, fresco, delicioso, te
volcaste al siguiente día. Has hecho que cada espacio que marca tu ausencia sea
desesperante, bizarro, cada minuto del reloj corre distante uno del otro, cada
imagen que veo se vuelve borrosa ante las ideas y pensamientos que me rodean de
ti, de las frases que me estremecen y las que te digo que te provocan. Hiciste
renacer mi ser interno, natural sin tapujos y sin caretas, porque así te gusta,
porque eso fue lo que te atrajo de mí, mientras yo permanecí al margen,
respetando, no podía sostenerte la mirada, porque no me gusta intimidar a las
chicas, ni incomodarlas, pues después resulta contra producente, por ende, ese
día, no pude hacer contacto, no debía hacer contacto, de hecho ya ni lo
practicaba. Después tu búsqueda, hasta que te respondiera, el inicio de una
avalancha de frases e insinuaciones que comenzaron esa siembra inevitable. No
se puede pisar el freno cuando algo ya está germinando y pasó muchos límites
horas antes, en su vertiginoso camino, ya no hay marcha atrás. Valoras mi ser y
lo que intento ser, -me
mueves-.
Mi mano derecha se levanta hacia arriba, observo mi palma que interrumpe el viaje de una lágrima que cae
en la misma, mi mano se cierra lentamente y cada vez más fuerte hasta lograr un
puño bien apretado que denota la frustración, el vacío que hay entre mis dedos,
como querer agarrar agua, es porque solo logró atrapar la realidad. Levanto el
puño sobre mi hombro y abruptamente golpeo la pared, detonando el coraje del
destino, levanto levemente la cara y la mirada hacia mi puño cerrado contra la
pared, suspiro, ahora con amargura, con los dientes apretados y el ceño
fruncido ante el mismo vacío, mi inconsciente comienza a consolarme porque
comienzo a imaginar que estás delante de mí, con ambas manos entrelazadas en la
espalda, recargada en esa misma pared, una pierna semi doblada, con el talón en
el zoclo, mi muñeca izquierda con la mano aún recargada en la pared se
encuentra a la altura de tu hombro derecho, entonces con la mano derecha completamente
relajada y llena de ternura, te acaricio la cara con el pulgar y el cuello con
mi palma y dedos, recorro tu cabello detrás de tu oreja, tus ojos y los míos perdidos
en la profundidad de nuestras miradas, no hay silencio, los corazones se alcanzan a
sentir, están tan cerca nuestros pechos que casi se tocan, pongo mi índice en
tu frente, recorro con la yema hacia
abajo entre tus cejas la nariz, hacia el labio superior, el inferior que en el
recorrido, entre abre un poco tu boca que se estremece, la cual ahora observan
su brillo mis ojos, toco tu barbilla, sigo en línea recta, hacia abajo, hacia
tu cuello, bajo lentamente, sutilmente, mientras vuelvo a perderme en la
profundidad de tus ojos, mientras llego a tu pecho y paso aún más lentamente
entre tus pechos, mientras la respiración se acentúa, se acelera, bajo sobre tu
ropa hacia tu ombligo mientras comienzo a acortar la distancia y en vez de
seguir bajando, giro a la derecha sobre tu cintura, extendiendo todos mis dedos
para rodearla con mi mano, recorriéndola hacia tu espalda, donde me encuentro
con tus manos, me detengo y te jalo hacia a mí, para abrazarte, tus manos se sueltan
y se dirigen hacia mi cuello para abrazarme, te sostengo dulcemente, pero las
vibraciones, las miradas sobre nuestros labios y las respiraciones están a mil,
“bésame”, sé que lo pronuncias en tu mente y me lo transmites: “bésame”…
moviendo todos mis sentidos,
estremeciéndome, derritiendo mi ser, en una pausa eterna donde solo se mueven
nuestros pechos por la excitación, provocando que imagine la dulzura de tu
boca, el invadir con mi pasión y ternura tus labios y poseer todo tu ser…
Mis ojos húmedos, ahora con lágrimas constantes en silencio, los cierro,
pero las lágrimas no dejan de salir, ahora soy yo quien giro entrelazando las
manos en la espalda, para tomar tu posición, recargándome en la pared, poniendo
el pie en la misma, levantando la mirada hacia el techo como si no existiera,
mirando el cielo, en un llanto sin lamentos y en silencio, con todos los sentimientos
y emociones desbordados…
¿Te gusta solo observar?
¿Te burlas cuando te rogamos de rodillas?
No entiendo tu diseño, no entiendo la diversión que encuentras cuando
te contamos nuestros planes, cuando ves cómo cumplimos promesas y no recibimos
todo lo que nos prometieron a cambio, cuando nos ves sufrir… será que para ti
es un placer el permanecer silencioso y hacernos creer que todo lo bueno y malo
emana de ti, ¿Dios, Vida o Destino?
Si estamos alegres y salen bien las cosas, te agradecemos, no todos lo
hacen, yo sí, no olvido la humildad de hacerlo, porque yo no pedí esta vida, se
me regaló ¿es así? ¿o es solo la historia que nosotros mismos nos contamos para
consolarnos?
“Dios”, (llamémosle así), “sabe lo que hace”, “por algo suceden así las
cosas”, “nunca se equivoca”, “nunca mezcla, siempre pone todo en su lugar” y frases
así, nos las dicen para tratar de explicar cosas que no entendemos y, si
existes y somos hechos a tu imagen y semejanza, estarás muy divertido y muerto
de risa con todo esto.
¿”Vida”? ¿entonces eres tú? ¿eres la creadora? ¿eres la complicada?
¿eres la que enreda los hilos del destino que se presenta en el momento no
indicado, en el lugar no indicado? ¿Eres tú o los dioses quienes nos indican
ser personas correctas? Yo lo hago porque me siento bien, no tanto porque me lo
hayan inculcado, me siento bien haciendo bien, pero… cuando las cosas no
funcionan como se supone que funcionarían, cuando sientes una horrible
frustración de las llamadas encrucijadas en las que no quieres tomar parte,
pero que lo vertiginoso de la vida no te permite bajarte, ni decidir por ningún
camino, porque debes cumplir, porque sientes que así es, porque te nace cumplir
aunque a ti mismo no te cumplan, no importa…. No importa. Pero piensas “es solo
una vida, ¿porqué no podemos clonarnos? ¿porqué demonios no eres planeado o
planeada y diriges este planeta como se debe? ¿Porqué nos pones ‘pruebas’
absurdas que has visto que hemos cumplido infinidad de veces?, que yo he
cumplido infinidad de veces… y aunque me equivocado he redimido. ¿Porqué ahora?
Es solo una vida ¿debo vivirla, aunque vaya en contra de mis propios valores e
instintos? ¿por darme la justicia que me quitaron? ¿Por sentir que alguien me
valora como justo yo quise?, es una vida”…
Eso piensas, eso pienso y por eso te reclamo, por eso caigo en lo que todo
ser humano cae infinidad de veces, en la existencialidad, en los momentos más
intensos de nuestras vidas, en esos momentos caemos en esta parte para
encontrar una respuesta, la cual, hasta esta altura de mi vida, no he encontrado
nunca, solo fluyes, si sale bien, te sientes bien y agradeces, y si sale mal,
maldices y vuelves a la posición en la que estoy mirando hacia el cielo y
exigiendo una explicación del porqué me lo vuelves a hacer.
Yo no quiero dañar a nadie, no quiero dañarme, pero no quiero dejar de
sentir esto, no quiero abandonar a nadie, pero entonces las reglas del juego cambian,
no están escritas, giran, me marean, me chocan, me atropellan. Vaya qué
divertido es ser espectador desde tu palco allá arriba, mientras nosotros
protagonizamos la ópera prima de nuestra vida única, en una tragedia cómica.
No hay vuelta de hoja, no hay marcha atrás.
Y la pregunta surge una vez más en mi vida ¿porqué yo? ¿por qué a mí? Y
sé que no me vas a contestar y aquí me quedaré, fluyendo, sufriendo, amando,
deseando, con frustraciones, son sueños rotos, con esta vida de un roll que no
elegí y que me pusiste. No me queda de otra que volver y repetir. ¿Porqué me la
mandas a mí? ¿Porqué, si la merezco? ¿Porqué, porqué, porqué? Ella merece lo
mejor, hay pocos humanos así y yo… yo….
Esta pared fría, donde estoy hoy, rodeado de una vida hecha, podría ser
tibia, podría desbordar mis emociones que están germinando, rompiendo reglas,
reescribiendo reglas, repitiendo la historia de la humanidad defectuosa, para
atraerte nuevamente de la cintura hacia a mí, para complacerte, para que me complazcas,
para mirarte nuevamente a los ojos, para que me estremezcas y te haga vibrar
como tú a mí, olvidándonos del mundo
allá afuera, viviendo en un mar naranja de otro planeta, mientras por fin, por fin… te beso.