viernes, 23 de noviembre de 2018


4:30 am, una sensación de pesadez e incomodidad embargan mi cuerpo, las cobijas se sienten pesadas sobre mis piernas y pies, tengo cansancio del día anterior en que caminé mucho y vi a mucha gente, debería estar durmiendo profundamente, pero no, esta pesadez amarga me levanta de la cama y, a pesar de mi gusto de dormir mucho, sigo sin poderlo hacer, ya por más de una semana. La mente está nublada y triste, llueve, más no en la ciudad, sino en mi cabeza, a pesar de que me han derramado un par de lágrimas, tengo un torrente adentro que está atorado y no puede salir, pero me hace daño, camino hacia el comedor entre penumbras, las mismas que se ven en mi cabeza, filtros de luz se cuelan hacia el departamento desde orillas de ventanales, tomo un vaso con agua que había dejado en la mesa y me sabe amargo, aunque parcialmente calma mi sed, mi sed de ella. No, no me voy a matar por esto, creo que no, pero sería un honor morir por ella, o sería un honor que yo muriera por ella, como me lo dijo, pero ¿para qué?
Amargo, amargo, ¡amargo! Es un sabor amargo el que produce esta pesadez e impotencia… frustración… después de haber sido tan dulce ahora es amargo.
 No puedo creer y no concibo cuando un ser humano se coarta la felicidad y se boicotea a sí mismo como a alguien más en el camino y es esto lo que me produce frustración. Tengo las manos atadas, me las ató y cerró todos los caminos de ingreso ¿por qué? ¿De verdad merezco que me veten de ésta manera si solo ofrecí cariño y protección? En Japón el decir que protegerás a alguien siempre es sinónimo del mayor honor y entrega, se equipara al verdadero amor y/o se demuestra éste con la acción de proteger. Eso quería yo, pero un pequeño error desató en ella un holocausto de inseguridades, de sentimientos de insuficiencia, de temor, por su vida, seguramente, no sabe perdonar y no se permite hacerlo, hay algo que nubla su mente y su razón y no la deja ver con claridad lo que tenía delante y lo boicoteó injustamente, inhumanamente, tratando de no solo protegerme, si no protegerse y, no había necesidad, nada que un diálogo no arreglara, por ende emana de mis poros la frustración y esta amargura que tengo en la boca y embarga mi piel.
¿De verdad merezco sentir esta amargura? ¿Qué hice para merecerlo? ¿Por qué no puede dejar escapar un indicio de humanidad hacia mí?
Solo vivimos una vez y seguimos sin valorarlo, seguimos desperdiciando los regalos de la vida que nos presenta, porque creemos que no los merecemos, porque no pagamos el precio, porque no adecuamos nuestras vidas a ellos, o ellos a nuestras vidas, porque lo queremos justo como nos gusta, intentando un control que nos sale contraproducente para nuestra felicidad. La vida es amarga, sí, también lo es, sobre todo cuando tienes tanto para hacer y dar y te cierra la oportunidad de golpe y no es la vida, es la gente, son las personas que no quieren resolver y prefieren huir en vez de vivir, de vivir intensamente, de hablar y dialogar, porque el día de mañana, seremos un cuerpo marchito, seco, que se hará polvo, o cenizas que se irán con el viento a ser parte de la madre tierra. Sí, la vida es amarga, pero también brinda oportunidades, pero no aceptamos que tienen su precio.
Deberíamos de aprovecharlo todo, porque una sola vida es, solamente cuando tenemos aliento, cuando tentemos fuerza vital, es cuando podemos hacerlo todo, pero nos coartamos y para muchas cosas se necesita la voluntad de dos, de nada sirve que el ímpetu que tienen mis manos o la sangre caliente que tiene mi corazón, sean suficientes para envolver de cariño a una persona, si esa persona se niega a esa bondad y cierra las puertas como si yo fuera un criminal y le fuera a hacer el peor daño, cuando es todo lo contrario, cuando esa persona se niega a pagar el precio por complementar su vida, por vivir intensamente, una historia con alguien más.
¿Por qué? No lo entiendo, esta pregunta, esta injusticia, está dentro de mí, creciendo, como todas las semillas que dejó germinando dentro de mí, pero ahora crecen como cebada en alambique, ejerciendo una presión dolorosa que solo ella puede redimir, porque solo ella tiene la solución, en sus manos, en sus ojos, en sus labios, pero de ser el ángel que me hizo tan feliz y le dio chispa de vida a mi cotidianidad, se volvió en algo inalcanzable, lejano, añorable, intangible, como agua cristalina entre los dedos que por más que apreté los puños, se escurrió irremediablemente y lo peor es que ni puedo escucharla, verla o hablarle.
Amargo, amargo destino en donde una parte de mí está muriendo lentamente, con un dolor como una gota constante que lacera, una decepción más que le resta puntos a la humanidad, a la vida misma… Se ha roto mi vida una vez más.

sábado, 10 de noviembre de 2018


RELATO:
 La pared.

Contexto:
 En aquella ocasión, los sentidos habían recobrado vida, gracias a alguien… En una vida que juega con tiempos que no corresponden, en situaciones que no deberían de presentarse, cruzando hilos, donde hay otros atados, fuertes y enmohecidos, creando sueltos que no pueden evitar entrelazarse, la vida en efecto, se equivoca…
A lo largo de la vida vamos idealizando cosas, conceptos, ideas, proyectos, grupos y personas, desde la infancia utilizamos la imaginación para crear lo que queremos y, dicen por ahí que si lo crees lo creas…
Imaginamos el barco pirata, la espada, el parche en el ojo y lo vivimos solos o junto con nuestros amigos, con juguetes o a pesar de que no tengamos más que un palo de madera y una bufanda para hacerla de bandera. Vamos creciendo y vamos proyectando una bici, una moto, un auto, una casa o departamento, un trabajo, un proyecto de vida y… a esa persona…
Nuestras fantasías se van atrapando en nuestra mente pero siguen adelante, sueñas despierto de cómo debería de ser, como deberías de actuar, a veces descuidamos qué le vamos a dar a cambio, mientras tanto seguimos idealizando, imaginamos a esa persona cuando vemos o leemos una historia, protagonizamos los papeles que más nos gustan, la ponemos ahí, creamos diálogos de la nada y sueñas, sueñas despierto, cómo te responde justo lo que quieres oír, en como haces justo lo que quiere que hagas y se vuelve mágico.
Seguimos viviendo, pasan personas en nuestro mundo, muchas se van y otras se quedan, prometes y tienes que cumplir, no solo por obligación si no que te nace hacerlo, pero… pero esa magia… esa persona… ¿es cómo la idealizaste ya en la realidad? ¿o solo fue al principio algo así y ahora no lo es? No obstante, sigues tu vida, sigues solo o acompañado idealizando esa magia, levantas la cara, miras al cielo con la mirada perdida y nostálgica y               recuerdas, otra vez recuerdas tus idealizaciones,                 te hacen falta. La vida es complicada, la vida es una, no hay marcha atrás, solo el hoy, solo este presente y tal vez recuerdas…                 lo que alguna vez sucedió…        aquella magia que fue verdad…



Me encuentro parado, un pie delante, el otro detrás, enfrente de la pared, con la mano izquierda extendida de frente a la altura de mis hombros, la palma recargada en la fría loza de esa pared, mi brazo derecho rendido, suelto, como queriendo exhalar el torrente que llevo dentro… mi cabeza, completamente agachada, mis ojos clavados en el piso, enjugan lágrimas que caen directo de la pupila impactándose en el piso, casi sin parpadear, muy suavemente, sin sollozos, solo caen a un ritmo desacelerado, calmo, lo único calmo en mí, esbozan ternura, pasión, frustración. Con las ideas y barullo revoloteando en mi cabeza, el nudo en la garganta que me recorre el cuello, el pecho, donde se extiende y el estómago como si estuviera vacío, pero que representa una revolución que no deja atrás a mi cabeza, lleno de emociones vibrando, literalmente vibrando como un triángulo recién percusionado, vibrando,             vibrando,                 vibrando…                   
Me encuentro suspirando profundamente, con un mundo de emociones por doquier y recuerdo esas idealizaciones que ahora causan mi inquietud, recuerdo cómo soñé con alguien que fuera mi cómplice, mi fan, que jugara conmigo, que protagonizara papeles estremecedores, encantadores y pasionales, que respondiera lo que yo quiero que responda, que recibiera de mí justo lo que quiere, pide y anhela, sin ensayos, sin decirlo, simplemente que sucediera así, naturalmente, que me robe y le robe el alma.
Estoy recordando sus palabras que giran en mi cabeza, que provocan todo lo descrito en mí, el aire que mueve mi cabello, en la ansiedad que provoca su ausencia, en la incertidumbre de un futuro distante, como la distancia entre ella y yo, con la desesperación de los segundos tintineado en los cuadros del reloj, tan separados los lapsos unos de otros que confirmo que el tiempo es relativo.
Existo en un momento que no debería ni estar ni existir, recibiendo lo que pude imaginar en mis alucines, la pasión, lo atrevido, lo divino que es el que me suban a una espuma blanca, tibia y embravecida que infla mi ego y autoestima con esa emoción que causa la vibración.
Prudencia, distancia, acercamiento, contención, me mueves, me haces vivir, me haces sentir, me provocas desearte, poseerte, me siembras mil cosas en poco tiempo, cosas que germinan de inmediato, como la naturaleza de la hierva floreciendo entre asfalto, caprichosa, abriéndose paso, sin preguntar nada, solo existiendo, creciendo, sin importarte nada de mi vida y mi pasado, solo el impacto que causó mi presencia cuando nos conocimos; violenta como un tornado, como el sismo que estremece toda mi tierra, pero tibia y deliciosa como llovizna ligera en una playa de un día entre soleado, fresco, delicioso, te volcaste al siguiente día. Has hecho que cada espacio que marca tu ausencia sea desesperante, bizarro, cada minuto del reloj corre distante uno del otro, cada imagen que veo se vuelve borrosa ante las ideas y pensamientos que me rodean de ti, de las frases que me estremecen y las que te digo que te provocan. Hiciste renacer mi ser interno, natural sin tapujos y sin caretas, porque así te gusta, porque eso fue lo que te atrajo de mí, mientras yo permanecí al margen, respetando, no podía sostenerte la mirada, porque no me gusta intimidar a las chicas, ni incomodarlas, pues después resulta contra producente, por ende, ese día, no pude hacer contacto, no debía hacer contacto, de hecho ya ni lo practicaba. Después tu búsqueda, hasta que te respondiera, el inicio de una avalancha de frases e insinuaciones que comenzaron esa siembra inevitable. No se puede pisar el freno cuando algo ya está germinando y pasó muchos límites horas antes, en su vertiginoso camino, ya no hay marcha atrás. Valoras mi ser y lo que intento ser,                 -me mueves-.
Mi mano derecha se levanta hacia arriba, observo mi palma  que interrumpe el viaje de una lágrima que cae en la misma, mi mano se cierra lentamente y cada vez más fuerte hasta lograr un puño bien apretado que denota la frustración, el vacío que hay entre mis dedos, como querer agarrar agua, es porque solo logró atrapar la realidad. Levanto el puño sobre mi hombro y abruptamente golpeo la pared, detonando el coraje del destino, levanto levemente la cara y la mirada hacia mi puño cerrado contra la pared, suspiro, ahora con amargura, con los dientes apretados y el ceño fruncido ante el mismo vacío, mi inconsciente comienza a consolarme porque comienzo a imaginar que estás delante de mí, con ambas manos entrelazadas en la espalda, recargada en esa misma pared, una pierna semi doblada, con el talón en el zoclo, mi muñeca izquierda con la mano aún recargada en la pared se encuentra a la altura de tu hombro derecho, entonces con la mano derecha completamente relajada y llena de ternura, te acaricio la cara con el pulgar y el cuello con mi palma y dedos, recorro tu cabello detrás de tu oreja, tus ojos y los míos perdidos en la profundidad de nuestras miradas,  no hay silencio, los corazones se alcanzan a sentir, están tan cerca nuestros pechos que casi se tocan, pongo mi índice en tu frente, recorro  con la yema hacia abajo entre tus cejas la nariz, hacia el labio superior, el inferior que en el recorrido, entre abre un poco tu boca que se estremece, la cual ahora observan su brillo mis ojos, toco tu barbilla, sigo en línea recta, hacia abajo, hacia tu cuello, bajo lentamente, sutilmente, mientras vuelvo a perderme en la profundidad de tus ojos, mientras llego a tu pecho y paso aún más lentamente entre tus pechos, mientras la respiración se acentúa, se acelera, bajo sobre tu ropa hacia tu ombligo mientras comienzo a acortar la distancia y en vez de seguir bajando, giro a la derecha sobre tu cintura, extendiendo todos mis dedos para rodearla con mi mano, recorriéndola hacia tu espalda, donde me encuentro con tus manos, me detengo y te jalo hacia a mí, para abrazarte, tus manos se sueltan y se dirigen hacia mi cuello para abrazarme, te sostengo dulcemente, pero las vibraciones, las miradas sobre nuestros labios y las respiraciones están a mil, “bésame”, sé que lo pronuncias en tu mente y me lo transmites:       “bésame”…            moviendo todos mis sentidos, estremeciéndome, derritiendo mi ser, en una pausa eterna donde solo se mueven nuestros pechos por la excitación, provocando que imagine la dulzura de tu boca, el invadir con mi pasión y ternura tus labios y poseer todo tu ser…
Mis ojos húmedos, ahora con lágrimas constantes en silencio, los cierro, pero las lágrimas no dejan de salir, ahora soy yo quien giro entrelazando las manos en la espalda, para tomar tu posición, recargándome en la pared, poniendo el pie en la misma, levantando la mirada hacia el techo como si no existiera, mirando el cielo, en un llanto sin lamentos y en silencio, con todos los sentimientos y emociones desbordados…



¿Te gusta solo observar?
¿Te burlas cuando te rogamos de rodillas?
No entiendo tu diseño, no entiendo la diversión que encuentras cuando te contamos nuestros planes, cuando ves cómo cumplimos promesas y no recibimos todo lo que nos prometieron a cambio, cuando nos ves sufrir… será que para ti es un placer el permanecer silencioso y hacernos creer que todo lo bueno y malo emana de ti, ¿Dios, Vida o Destino?
Si estamos alegres y salen bien las cosas, te agradecemos, no todos lo hacen, yo sí, no olvido la humildad de hacerlo, porque yo no pedí esta vida, se me regaló ¿es así? ¿o es solo la historia que nosotros mismos nos contamos para consolarnos?
“Dios”, (llamémosle así), “sabe lo que hace”, “por algo suceden así las cosas”, “nunca se equivoca”, “nunca mezcla, siempre pone todo en su lugar” y frases así, nos las dicen para tratar de explicar cosas que no entendemos y, si existes y somos hechos a tu imagen y semejanza, estarás muy divertido y muerto de risa con todo esto.
¿”Vida”? ¿entonces eres tú? ¿eres la creadora? ¿eres la complicada? ¿eres la que enreda los hilos del destino que se presenta en el momento no indicado, en el lugar no indicado? ¿Eres tú o los dioses quienes nos indican ser personas correctas? Yo lo hago porque me siento bien, no tanto porque me lo hayan inculcado, me siento bien haciendo bien, pero…                          cuando las cosas no funcionan como se supone que funcionarían, cuando sientes una horrible frustración de las llamadas encrucijadas en las que no quieres tomar parte, pero que lo vertiginoso de la vida no te permite bajarte, ni decidir por ningún camino, porque debes cumplir, porque sientes que así es, porque te nace cumplir aunque a ti mismo no te cumplan, no importa…. No importa. Pero piensas “es solo una vida, ¿porqué no podemos clonarnos? ¿porqué demonios no eres planeado o planeada y diriges este planeta como se debe? ¿Porqué nos pones ‘pruebas’ absurdas que has visto que hemos cumplido infinidad de veces?, que yo he cumplido infinidad de veces… y aunque me equivocado he redimido. ¿Porqué ahora? Es solo una vida ¿debo vivirla, aunque vaya en contra de mis propios valores e instintos? ¿por darme la justicia que me quitaron? ¿Por sentir que alguien me valora como justo yo quise?, es una vida”…
Eso piensas, eso pienso y por eso te reclamo, por eso caigo en lo que todo ser humano cae infinidad de veces, en la existencialidad, en los momentos más intensos de nuestras vidas, en esos momentos caemos en esta parte para encontrar una respuesta, la cual, hasta esta altura de mi vida, no he encontrado nunca, solo fluyes, si sale bien, te sientes bien y agradeces, y si sale mal, maldices y vuelves a la posición en la que estoy mirando hacia el cielo y exigiendo una explicación del porqué me lo vuelves a hacer.
Yo no quiero dañar a nadie, no quiero dañarme, pero no quiero dejar de sentir esto, no quiero abandonar a nadie, pero entonces las reglas del juego cambian, no están escritas, giran, me marean, me chocan, me atropellan. Vaya qué divertido es ser espectador desde tu palco allá arriba, mientras nosotros protagonizamos la ópera prima de nuestra vida única, en una tragedia cómica.
No hay vuelta de hoja, no hay marcha atrás.
Y la pregunta surge una vez más en mi vida ¿porqué yo? ¿por qué a mí? Y sé que no me vas a contestar y aquí me quedaré, fluyendo, sufriendo, amando, deseando, con frustraciones, son sueños rotos, con esta vida de un roll que no elegí y que me pusiste. No me queda de otra que volver y repetir. ¿Porqué me la mandas a mí? ¿Porqué, si la merezco? ¿Porqué, porqué, porqué? Ella merece lo mejor, hay pocos humanos así y yo…                      yo….

Esta pared fría, donde estoy hoy, rodeado de una vida hecha, podría ser tibia, podría desbordar mis emociones que están germinando, rompiendo reglas, reescribiendo reglas, repitiendo la historia de la humanidad defectuosa, para atraerte nuevamente de la cintura hacia a mí, para complacerte, para que me complazcas, para mirarte nuevamente a los ojos, para que me estremezcas y te haga vibrar como tú a mí,  olvidándonos del mundo allá afuera, viviendo en un mar naranja de otro planeta, mientras por fin,          por fin…             te beso.