jueves, 16 de mayo de 2013

Laguna de Molango 2013

 En armonía de convivencia y con el tan anhelado “saldo blanco”, a pesar de un resbaloncito, se realizó la rodada anual convocada por el Moto Club “La Orden” a Molango en el estado de Hidalgo.
Muy temprano por la mañana del sábado 4 de mayo, miembros del club, así como amigos e invitados se dieron cita para rodar juntos hacia el mencionado lugar, parando  desayunar en Atotonilco y después observar tres cascadas pequeñas una de ellas a pie de carretera donde se detuvieron a tomar algunas  impresiones digitales del recuerdo.
Llegaron al Parque de La Laguna Azteca enclavado en las montañas a 6 Kilómetros de Molango, su nombre significa “espejo de agua”, la laguna mide 500 mts. de largo por 300 mts. de ancho, con aguas verdes claras de frescas a tibias y con un islote arbolado en el centro rodeada de pinos, oyameles y áreas con bellos pastos ofrecen un lugar paradisiaco para acampar, lo que el grupo pretendía además de rodar con y sin experiencia para ello.
La rodada ofrece un ambiente en el cual personas que solo tenían un par de meses rodando con su primer moto, aunque oficialmente la salida era para nivel intermedio, la oportunidad de adquirir conocimiento sobre la conducción en carretera y en grupo, viajando más seguros, ya que “La Orden” intenta en la mayoría de los casos no dejar a nadie en el camino, o en su defecto, encausar el incidente hacia una pronta solución, además de que ofrece guía compañía y consejo ante la evidencia de una conducción temprana. Los demás miembros, intermedios y con mayor experiencia, disfrutaron de las curvas y los paisajes desde los citadinos y desérticos, hasta boques donde se encuentra enclavado este hermoso lugar.
La comida se hizo esperar mientras se instalaban las tiendas, tienditas y tiendotas hasta que la bisteciza patrocinada por uno de los integrantes y la cooperación de otros hasta al cocinar, entre bromas, risas, juegos de balón, lanzamientos del de americano, y tirolesa extrema, la cual atraviesa la laguna, lograron un sazón delicioso en un lugar espectacular y en compañía de gente hermosa.
El clima, como muchos decían comparándolo con el año pasado, mucho calor, pero poco menos esta ocasión, lo apaciguaron algunos al nadar un poco en la laguna. La noche comenzó a tenderse sobre el grupo y las chamarras a salir para cubrir un poco el frío húmedo y a veces tibio en un ambiente raro en temperatura, la fogata se cubrió de más bistecs, salchichas de pavo y para asar, acompañadas de un cafecito de olla, así mismo patrocinado por otro miembro, el cual se repitió por la mañana, después de la media noche donde todos se dispusieron a descansar. Las tiendas se humedecieron, la laguna se vistió de una bruma o vapor como una sábana que le permitía dormir a sus aguas, ranas y especies que alberga, las estrellas esplendorosas en el firmamento.
Al siguiente día muchos amanecieron con charcos en sus casas, goteras y/o humedad, por lo permeable que el rocío provocó en las telas, a pesar de los techos extras, de lona o de plástico, aunque unos pocos se salvaron de esto, mencionando que valió la pena, fue mejor levantarse a tomar más cafecito con un rico pan de anís, cereales y relleno de cajeta, para luego desayunar huevo (de los pocos que quedaron pues algunos se rompieron) con salchichas y chuletas.
Después de la digestión y de que el sol secara parcialmente las casas, comenzó el empacarlas para alistarse para la foto del recuerdo y el regreso el cual fue más fluido entre curvas y motores que marcan la pasión del motociclista.

Una comida en los pates tradicionales de Pachuca y el regreso libre con algo de tráfico y bastantes bolsas de aire prendieron la adrenalina de la mayoría de participantes, para después despedirse en la caseta y “hasta la próxima” aplaudiendo el saldo blanco, sin accidentes y la maravillosa experiencia.

 
































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