jueves, 2 de abril de 2009

Si Dios existiera habría un milagro

En medio de la tristeza del abandono escribió:
“Qué pesado resulta llevar a cuestas este cuerpo, mis pasos se arrastran ante una vida que alberga el 1% de esperanza, donde solo un milagro podría cumplir ese porcentaje mientras quienes me rodean me dicen que ahora, quien me abandonó, se ha convertido en una persona que no vale la pena, en alguien que no tuvo alma, corazón, conciencia, ni humanidad en destrozarme como lo hizo. Gente que por cualquier medio me provoca a seguir adelante, a olvidarla, a cambiar… mientras mis oídos escuchan que cada vez la gente está más mal, que cada vez hay más divorcios, que cada vez la gente es mucho más infiel, que valores si tienes a alguien que te ama de verdad porque se convierte así mismo en un 1% de encontrar a alguien que valga la pena.
Esa persona, era alguien que valía la pena, no habíamos caído en la rutina, reíamos mucho, nos divertíamos, luchaba por que en cada discusión se llegara a una mejora. Me había dicho sin que yo le preguntara, que éramos felices, que no concebía una vida sin mí. Me preguntó si me hacía feliz, si me faltaba algo para dármelo, le respondí que rara era la pareja que podía ser como nosotros, que evidentemente no éramos perfectos pero que no había nada que no pudiéramos resolver, sin embargo la vida le presentó una prueba, para la cual fue terriblemente débil y la cual falló.
Yo era una persona que intentaba pulir día con día sus defectos, a pesar de la diferencia de crianzas, pulí mis defectos con su familia, porque de verdad me interesaban y les tenía cariño y por esta persona, que era a quien yo amaba. Pero ahora pasé a ser del 99% de las personas que se ha quedado vacía, y ya no le convengo a nadie, de ser ese ser que tanto esta persona presumía y por el que le daba el “tic” cuando no estaba a su lado, del que decía que era tan maravilloso, ahora se me está secando el alma y el corazón. ¡Que tristeza que la vida nos ponga pruebas y no las superemos, que tristeza que tengamos la capacidad de amar a quien nos ama y nos trata bien y nos la neguemos a nosotros mismos como lo hizo, que tristeza que seamos tan débiles, porque yo pasé la prueba de ese momento, y ahora esta prueba más me pesa como una loza de un tamaño colosal y ya no puedo!”

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